¿Por qué cuesta tanto hablar del pasado esclavista y de las actuales prácticas racistas de Cataluña? (Todavía más si quién habla es una mujer negra)
Cuando hablamos de racismo no hablamos de cuestiones de personas buenas y personas malas, tampoco de odio, ni de ignorancia. Tampoco de la extrema derecha. Hablamos de una larga historia de racialización y criminalización que parte de un proceso histórico muy extenso de violencia colonial.
Bajo la idea de ‘raza’ un grupo dominante construido como ‘blanco’ es beneficia de los privilegios, mientras que otros grupos sociales construido como ‘no-blancos- están subordinados, explotados y violentados. Cuando hablamos de racismo, hablamos de una violencia estructural que se ha legitimado con procesos como (por ejemplo) la esclavitud. Estas violencias, este racismo estructural, es vigente hoy en día en todos los ámbitos de la sociedad actual, y por eso tenemos que hablar del pasado esclavista, de colonización, neocolonización, extractivismo en los países del Sur global, necropolítica, CIES, racismo institucional y policial.
Así pues, no dejaremos de hablar y profundizar sobre la participación en la colonización de Cataluña, de señalar que gran parte de la riqueza de este país es gracias a la explotación de cuerpos negros, que el blackface en las cabalgatas es racismo, que los gigantes negros son racistas.
A pesar de que una gran parte de la sociedad se niegue a afrontar estas realidades.
Queremos señalar también, que cuando estos análisis los hacen personas blancas en calidad ‘de expertas’ las reacciones son mucho menos beligerantes. ¿Pero qué pasa cuando los análisis los hace una mujer negra con relevancia pública?
Pues que es el objetivo de una oleada de acoso racista y machista. Todo el apoyo a la compañera Basha. Si tocan a una, nos tocan a todas.