La cuestión de la inmigración en Estados Unidos va camino de convertirse en una de las más importantes de la campaña para las elecciones legislativas de noviembre. Esas elecciones son importantes por dos motivos: medirán la capacidad del presidente Obama para apoyar a los candidatos del Partido Demócrata y podrían llevar a un cambio de mayoría en el Congreso.
Ahora, el Partido Demócrata tiene una mayoría muy justa en el Senado y una mayoría algo más amplia en la Cámara de Representantes, pero lo más probable es que en noviembre pierda la mayoría en alguna de esas instituciones. Y si con mayoría ya le ha resultado difícil a Obama sacar adelante algunas leyes, la pérdida de esa mayoría le puede complicar aún más la vida. Hasta ahora, parecía que la reforma de la Seguridad Social iba a ser el caballo de batalla del Partido Republicano, pero ha encontrado otro filón para movilizar a los votantes de derechas: los inmigrantes ilegales.
Muchos candidatos de la derecha republicana están proponiendo endurecer las leyes contra los inmigrantes. El último, un aspirante a gobernador de Florida, que quiere seguir el ejemplo de Arizona. En Arizona viven muchas personas de origen mexicano y la ley aprobada este año les puede complicar mucho la vida, aunque una jueza ha suspendido de momento la aplicación de sus artículos más polémicos. En Florida, el problema puede ser aún peor, porque el porcentaje de inmigrantes es mayor y proceden no sólo de México, sino de toda América.