Somos sólo mercancía

La Federación de Asociaciones de SOS Racismo en el Estado español quiere con este comunicado expresar su dolor por unas nuevas muertes en el Estrecho, esta vez en las afueras de Tánger. Mas que hacer una critica política, que también, ya que enmarcamos este hecho en el cada día mas duro control de fronteras, y la externalización que se está produciendo de la frontera sur, reproducimos el testimonio de quienes lo han vivido casi en primera persona. Para ello, a continuación, os pasamos este texto de personas que han visto morir a amigos, y que pueden ser los próximos, si se sigue con esta política de violación de derechos humanos.

“Somos Sólo Mercancía”

Encontramos en Tánger a dos personas totalmente en estado de shock por la muerte esta noche de mujeres, niños y hombres del áfrica subsahariana en una patera que salió a veinte kilómetros de esta ciudad. Uno de ellos había intentando formar parte de la expedición pero el dinero para el viaje no había llegado a tiempo, “iban a enviarme desde mi país de origen una parte del dinero del viaje y mi familia en Europa otra. Ahora no salen muchas pateras, el año pasado por estas fechas había muchos viajes preparados, pero este año no tenemos demasiadas opciones. Llevo aquí en Marruecos dos años y estoy desesperado. Jamás podré volver atrás, son ya varios años de camino y es totalmente imposible. Sólo existe la opción de seguir adelante aunque ésta sea el suicidio. Marruecos es la muerte lenta, desapareces como persona, te destruye el camino y el sufrimiento”, declara D., que prefiere esconder su nombre y nacionalidad y al que muchas veces hemos encontrado pidiendo caridad en las calles de Tánger. Su hermano está en España y a través de nosotros se comunican, las noticias que llegan del otro lado no son muy alentadoras, el estado español cada vez pone las cosas más difíciles pero para D. siempre será mejor que el infierno que vive en esta espera.
Nuestro segundo compañero no sabe aún si ha perdido a un familiar en el naufragio. Está nervioso, rabioso, enfadado, a momentos llora y a otros grita. L. también quiere esconder su identidad “en realidad desde que salí de mi país nunca me han considerado una persona, jamás, así que porqué a veces me preguntais mi nombre o mi nacionalidad. Sólo soy un negro, un moreno joputa como me decía la guardia civil una vez que me deportó, una mercancía con la que todos ganan dinero”. L. lleva mucho tiempo en el camino, tres años, salió de su país por problemas étnicos y religiosos, es licenciado en ciencias políticas y está muy interesado en seguir las nuevas políticas migratorias de la unión europea. Desde que le conocemos siempre nos pide documentación, textos de leyes de extranjería. algo que le haga salir de esta locura, que le pueda explicar porqué le está pasando todo esto.
“Los inmigrantes somos una mercancía, para Marruecos, para Europa y los muertos ahora son la mercancía de los periodistas y de las Ongs. para ganar dinero. Ahora todo el mundo está preguntando qué pasa con estos pobres negros. Jamás, jamás, hemos recibido ayuda aquí de una organización, jamás, sólo hacen su política para ganar el dinero que va a llegar de Europa. Así que rogamos a estos mercaderes de muerte, a estas Ongs. de despacho que guarden silencio por respeto a nuestros hermanos muertos y nos dejen tranquilos. Siempre con sus demandas, con su salir por todos lados hablando en nuestro nombre, con sus consignas de salvadores, sólo nos hacen la vida más difícil.” En este momento L. se rompe totalmente. Está perdido, se pregunta qué va a pasar con los muertos, es decir quién va a enterrarles, porque será posiblemente la caridad de la iglesia la que se pueda hacer cargo, como pasa siempre. Qué va a pasar con los vivos, porque serán posiblemente deportados a la frontera con Argelia, a Oujda, a tierra de nadie, después del trauma psicológico que han tenido que soportar. Cuándo L. podrá saber si su familiar está vivo o muerto, porque no tiene ni el derecho a preguntar. Cuándo las familias en el país de origen podrán saber que sus hijos, hermanos, primos han muerto.
Muchas preguntas que nos hacemos juntos en este momento de reflexión y a las que les encontraremos una respuesta o una solución como tantas otras veces.
D. comienza a hablar de las mujeres, de los bebés muertos y le duele el corazón al hacerlo. “Las mujeres sufren mucho más, son las más débiles y no tienen opciones. Los embarazos llegan a pesar de que ellas no quieren. No tenemos a veces acceso ni a la comida, cómo vamos a tener acceso a los métodos anticonceptivos. Y para la mujer el cuerpo es su única salida para poder hacer el camino, para poder cruzar, para romper esta frontera y conseguir su sueño sólo tiene su cuerpo y eso es lo que utiliza. Cruzar con un bebé es mucho más difícil, muchas mujeres intentan abortar y mueren, no hay sitios, no hay condiciones. Pero vivir con un bebé en Marruecos es la muerte, aquí estos niños no existen, no tienen ningún derecho. Algunos tienen ya seis o siete años, las madres nunca podrán hacer el camino hacia atrás, han nacido en el camino y no existen para ningún país.”
Hacemos una parada, un silencio y recordamos una pequeña guineana que nos contaba que para pasar un control de frontera las mujeres deben, delante de la policía, quedarse en bragas y en sujetador, dejarse hacer, y así pasan la frontera o  se evitan deportaciones. La niña de cinco años, que ha nacido y pasado toda su vida en el camino, había recibido estas enseñanzas de su madre y de otras mujeres del grupo. Por eso también nuestras carnes se abren cuando dicen que las mujeres se embarazan para poder llegar a Europa.
Porque todas ellas antes que inmigrantes son mujeres que sufren violencia de género, la misma que sufren otras mujeres del mundo en otras circunstancias y que está agravada porque son inmigrantes, negras y pobres.
Texto remitido por el Colectivo FRONTERA SUR
Federación de Asociaciones de SOS Racismo del Estado Español
14 junio 2005

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